Montreal, Canada | 20-09-2024
Del 30 de agosto al 2 de septiembre, un grupo de 12 jóvenes participaron en el campamento “God, Friends and Nature” – GFN (Dios, amigos y naturaleza), una experiencia que los llevó desde el norte del estado de Nueva York hasta Montreal, Canadá. Este viaje no solo ofreció la oportunidad de descansar en la naturaleza, sino también de profundizar en la vida espiritual y un encuentro con familias emevecistas de Montreal.
Los viajes GFN surgieron con la intención de ofrecer un descanso verdadero y espiritual para personas con vidas ocupadas. A diferencia de unas vacaciones tradicionales llenas de actividades turísticas, estos campamentos ofrecen una oportunidad para reconectar con la naturaleza, la comunidad y el Señor.
Durante cada jornada, los participantes tienen la oportunidad de asistir a misa, rezar el rosario y disfrutar de momentos de silencio, todo mientras comparten alimentos y experiencias en medio de la creación de Dios.
El primer día del viaje incluyó una visita al Santuario de San Isaac Jogues y los Mártires de Norteamérica, un lugar de gran importancia histórica y espiritual. En este santuario, ubicado en los valles donde solían habitar las tribus mohawk, se venera a los primeros mártires que dieron su vida por la fe en América del Norte, entre ellos San Isaac Jogues. Este sitio es también el lugar de nacimiento de Santa Kateri Tekakwitha, la primera santa indígena de América.
El segundo día, el grupo acampó en las afueras de Montreal y recorrió la ciudad, visitando algunas de sus iglesias más icónicas. El tercer día estuvo marcado por la misa en el Oratorio de San José, donde muchos peregrinos se reúnen para rezar junto a la tumba de San Andrés Bessette, conocido por su profunda devoción a San José y por los numerosos milagros atribuidos a su intercesión.
Enrique Revilla, emevecista peruano que radica con su familia hace diez años en Canadá, nos comparte su experiencia: “Nos reunimos el domingo en el Santuario de San José (Montreal) para la Misa, en la que el P. Carlos Keen concelebró la Eucaristía. Luego compartimos un picnic en un lugar cercano, en el monte emblemático ´Mont-Royal´, desde donde se puede apreciar una vista espectacular de la ciudad”.
Esta experiencia nos ha permitido conocer sobre los emevecistas en Montreal y al respecto Enrique nos comentó: “Somos una comunidad de familias que se reúne para rezar el rosario y participar en peregrinaciones. Esta comunidad nos ayuda a mantener viva la referencia del encuentro con Dios en medio de una realidad compleja para las familias cristianas, donde la vivencia de la fe ha retrocedido mucho”.
“Contar con otras familias que desean vivir los mismos valores y educar a sus hijos en la fe es una gran ayuda. Estas actividades nos motivan a reunirnos y a realizar cosas juntos, incluso en medio de lo cotidiano, y este encuentro nos ha renovado profundamente”, comenta Enrique.
Por su parte, Justin Kozma, coordinador del MVC en Filadelfia, quien participó en el campamento, compartió: “La Iglesia en Canadá se sostiene sobre los hombros de los inmigrantes, y es evidente que, como familia espiritual, necesitamos apoyar y orar por nuestro MVC allí y por la iglesia en general para que pueda dar frutos hermosos en un lugar donde no es fácil difundir y vivir nuestra fe”.
“Reunirnos con los emevecistas fue como un encuentro familiar. Fue como si nos conociéramos de siempre, porque nuestros corazones han sido hechos parte de la misma familia espiritual. Ver el entusiasmo y el deseo de estas familias MVC fue inspirador”, dijo Justin.
En una pequeña sala de reuniones, un lugar emblemático del MVC Montreal ubicado en los salones de la Catedral de Montreal, rezamos un rosario junto a la gente de Filadelfia. “Rezamos juntos en español, inglés y francés, los idiomas que usamos en la liturgia de los domingos”, cuenta Enrique.
“Después del rosario, el P. Carlos compartió algunas ideas centrales sobre la reciente Asamblea Plenaria del MVC, reflexionando sobre los desafíos y hacia dónde nos guía el Espíritu. Conversamos sobre nuestra realidad como familias del MVC en Montreal y nos enfrentamos al reto de preparar un plan estratégico y apostólico para el futuro del movimiento en Montreal. Hubo una gran sintonía con los chicos de Filadelfia y nos enriquecieron mucho al transmitirnos su alegría de conocer al Señor”.