Para enriquecer nuestro espíritu y fe
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Al iniciar la oración, deben estar encendida dos velas moradas.
TODOS: + En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
MONITOR: Empezamos la tercera semana de Adviento, nos acercamos cada vez más a la Navidad y el Señor nos invita a vivir con alegría esta hermosa espera. Escuchemos con atención la Palabra de Dios.
LECTOR 1: Lectura del santo Evangelio según san Lucas 3, 10-18:
«La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?". Él les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto". Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?". Él les respondió: "No exijan más de lo estipulado". A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo".
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible". Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.» Palabra de Dios.
TODOS: Te alabamos Señor.
MONITOR: Hacemos un momento de silencio para meditar en lo que hemos escuchado.
MONITOR: «Preguntémonoslo también nosotros: ¿qué está bien hacer para mí y para mis hermanos? ¿Cómo puedo contribuir al bien de la Iglesia, al bien de la sociedad? Para eso es el tiempo de Adviento: para detenernos y preguntarnos cómo preparar la Navidad. Estamos ocupados con tantos preparativos, regalos y cosas que pasan, ¡pero preguntémonos qué hacer por Jesús y por los demás! ¿Qué debemos hacer?
A la pregunta “¿qué debemos hacer?”, siguen en el Evangelio las respuestas de Juan Bautista, que son diferentes para cada grupo. En efecto, Juan recomienda a los que tienen dos túnicas que las reparta con el que no tiene; a los publicanos, que cobran los impuestos, les dice: “No exijáis más de lo que os está fijado” (Lc 3,13); y a los soldados: “No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas” (v. 14).
A cada uno dirige una palabra específica, relativa a la situación real de su vida. Esto nos ofrece una valiosa enseñanza: la fe se encarna en la vida concreta. No es una teoría abstracta. La fe no es una teoría abstracta, una teoría generalizada, no, la fe toca la carne y transforma la vida de cada uno. Pensemos en la concreción de nuestra fe. Mi fe: ¿es una cosa abstracta o es concreta? ¿La llevo adelante en el servicio a los demás, en la ayuda?
Y entonces, en conclusión, preguntémonos: ¿qué puedo hacer concretamente? En estos días previos a la Navidad. ¿Cómo puedo hacer mi parte? Asumamos un compromiso concreto, aunque sea pequeño, que se ajuste a nuestra situación de vida, y llevémoslo adelante para prepararnos a esta Navidad. Por ejemplo: puedo llamar por teléfono a esa persona que está sola, visitar a aquel anciano o aquel enfermo, hacer algo para servir a un pobre, a un necesitado. Y, además: quizás tenga un perdón que pedir o un perdón que dar, una situación que aclarar, una deuda que saldar. Quizás he descuidado la oración y después de mucho tiempo es hora de acercarse al perdón del Señor. Hermanos y hermanas ¡busquemos una cosa concreta y hagámosla! Que la Virgen, en cuyo seno Dios se hizo carne, nos ayude.»
Papa Francisco, Ángelus del 12 de diciembre de 2021
MONITOR: Con el firme propósito de avivar en nuestro corazón el amor de Dios, vamos a encender la tercera vela de nuestra corona mientras cantamos Hoy se enciende una llama al final de la página (o algún otro villancico).
Se enciende la tercera vela de la corona (rosada).
LECTOR 3: Con el corazón lleno de agradecimiento por los dones que Dios nos concede, elevemos nuestras peticiones respondiendo todos juntos: “Te lo pedimos Señor”.
Pidamos por la Santa Iglesia Católica, de manera especial por el Papa Francisco y por todas las personas que lo acompañan y aconsejan. Roguemos a Dios.
Pidamos por todos los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas y religiosos; para que el Señor les conceda el don de la fidelidad y puedan responder siempre con amor al Plan de Dios. Roguemos a Dios.
Por la paz en el mundo, especialmente pidamos por los gobernantes de las naciones, para que busquen siempre la justicia y la reconciliación. Roguemos a Dios.
Te rogamos Señor por todas las personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, para que descubran en tu amor la fortaleza que necesitan y en nosotros una mano amorosa y solidaria. Roguemos a Dios.
Por nuestra familia, para que el Señor nos conceda la gracia de vivir la vida cristiana con alegría y que podamos así ser testimonios de su presencia en el mundo. Roguemos a Dios.
MONITOR: Con la confianza de sabernos hijos de Dios, dirijamos a nuestro Padre la oración que el mismo Jesús nos enseñó: Padre Nuestro…
MONITOR: Terminemos nuestra oración pidiendo a Nuestra Madre, Santa María, que sea ella quien nos guíe durante este Adviento. Rezamos todos juntos un Ave María.
TODOS: + En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA
EN LA CORONA DE ADVIENTO
QUE ARDA NUESTRA ESPERANZA
EN EL CORAZÓN DESPIERTO
Y AL CALOR DE LA MADRE
CAMINEMOS ESTE TIEMPO