Para enriquecer nuestro espíritu y fe
Se puede ganar indulgencia plenaria si rezamos el Vía Crucis: ante las estaciones, pasando de una a otra por lo menos quien lo dirige, meditando las escenas si se desea, con alguna oración vocal, además de cumplir las condiciones generales para ganar indulgencia: confesión, comunión y oración por el Santo Padre.
T: + Por la Señal de la Santa Cruz, + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro. + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oh, Señor, que abrazando tu Cruz con amor la cargaste por mí y en ella te ofreciste para reconciliarme, obtenme un corazón piadoso y puro para poder contemplar el misterio de tu dolor y acoger tu infinito amor en mi vida. Qué así sea. Amén.
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 1.6.9.11-13
“Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran. Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?» Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás. Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?» La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»”
Símbolo
Mi dulce Jesús, en tu manso y humilde corazón la misericordia besa la justicia y la vence. Hoy, la crueldad y la cobardía se unen para juzgar ese inocente corazón. Hoy, veo con tristeza la crueldad de mis pecados y la cobardía de mi tibieza. Hoy, yo te condeno, Jesús. Tu veredicto es el que me corresponde. Como manso cordero que es sacrificado en sustitución del pecado, hoy Tú mueres sustituyendo mi lugar en el castigo. Tu condena a muerte es el veredicto que me da la vida.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 20
Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.
Símbolo
Nadie te obliga a cargar tu cruz, Señor. Nadie te fuerza. En ella ves el terrible dolor que te espera, pero también ves con ansia la ilusión de salvarnos. ¡Y para eso has venido! Por eso nadie te obliga, sino que Tú abrazas y besas la cruz en la que sufrirás, porque en ella me rescatarás.
¡Que sepa yo también abrazar mi cruz con al menos un poco de tu amor! ¡Que sepa ver yo también en ella a mi única esperanza! ¡Que aprenda de Ti a cargarla siempre como señal de la victoria que me espera!
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del libro del Profeta Isaías 53,4-6
Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
Símbolo
Oh buen Jesús, caes. El que siempre fue fuerte hoy cae aplastado por la debilidad humana. ¡Qué duro peso te golpeó el corazón, Señor! ¡Qué cruz pesada te forjaron mis caídas! ¡Y hoy ese peso te hace caer, a Ti, mi Señor y mi Dios! Hoy se siente con crueldad el peso del mal; hoy el silencio de tu caída me confunde. ¿Es que el peso de mis pecados y de los demás te vence? ¿Es que la cruz es derrota y no victoria? No. Tú, Señor, caes, para acercarte aún más a mí, caído en el lodo de mi pecado. Hoy veo al amor hacer lo impensable: buscarme en el suelo, caído como yo, para limpiarme desde su pureza de todas mis caídas.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Lucas 2, 34-35
“Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: “Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.”
Símbolo
Hasta ahora, Señor, te habías quedado solo. En el huerto tus amigos durmieron y el sudor de tu sangre cayó en la más absoluta soledad. Sólo podía consolarte tu Madre, pero Ella no debía estar allí. Ahora, su amor no soporta. Ella te busca para consolarte, para estar contigo. No podía hacer mucho. ¡Cuánto hubiera querido soportar ella el peso de tu Cruz! Pero sabe que no puede hacerlo y por eso te acompaña. Camina contigo tu dolorosa vía y cuando puede te encuentra. ¿Cómo habrá sido esa mirada silenciosa de amor? ¿Qué palabras o pensamientos los habrán unido en ese encuentro? Misterio de la compasión que desgarra mi pobre corazón. Misterio del consuelo y de la ternura infinita que los dos corazones que más han amado comparten como aliento para seguir cargando con sus cruces.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 21‑22
«Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.»
Símbolo
Has caído, Señor y necesitas ayuda. El Cireneo venía del campo y no esperaba encontrarse con la cruz. Tu amor le salió al encuentro y aunque quizá no lo quiso al inicio, supo ayudarte con el terrible peso que cargabas. Señor, yo muchas veces no quiero cargar mi cruz. Muchas veces viniendo del campo de mi vida trato de huir, buscando otros caminos, rechazando mi cruz. ¡Cuántas veces la veo como un mal! Pero hoy el Cireneo me enseña a verla como un regalo. ¿Qué don más hermoso podría soñar que la oportunidad de abrazarte y ayudarte a cargar tu cruz? ¿Habrá manera de estar más íntimamente unido a Ti? Ayúdame, Señor, a acoger con alegría la cruz que cada día me regalas.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del libro del Profeta Isaías 53, 2-3
«No tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta.»
Símbolo
Jesús, ¿cómo podrá ayudarte tanta gente que te quiere? La Verónica lo hizo con su tierno servicio. Ella salió a tu encuentro y limpió tu ensangrentado rostro, y Tú premiaste su amor, dejando tu amoroso rostro grabado en su lienzo. ¿Cómo podré servirte hoy, Señor? ¿Cómo te ayudaré a cargar mejor tu cruz en este viernes santo continuo que vivimos? ¿Qué lienzo limpiará mejor tu sangre que un corazón puro y un amor valiente? Ayúdame a servirte, Jesús, sobre todo en quienes reflejas tu rostro sufriente.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del libro de las Lamentaciones 3, 1-2.9.16
«Yo soy el hombre que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor. El me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz... Ha cercado mis caminos con piedras sillares, ha torcido mis senderos... Ha quebrado mis dientes con guijarro, me ha revolcado en la ceniza.»
Símbolo
Dios mío, de nuevo caes. Otra vez quieres acercarte a mi corazón caído. Otra vez tomas mi lugar. Jesús, ¿hasta dónde llegará tu amor? ¿Será que mi tibieza y mi bajeza son más fuertes que tus fuerzas? ¿Será que ya no podré hallar fuerzas en quien sólo podría levantarme, estando Él caído como yo? ¿Cuál es mi destino, si todos yacemos bajo el triste peso del pecado? Caes de nuevo, Señor y el peso de mis culpas te oprime… y yo estoy sobre tu cruz. Pero Tú caes de nuevo, Señor, para enseñarme a levantarme en cada una de mis caídas, como Tú lo hiciste… fuerte en tu debilidad, victorioso en tu dolor.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Lucas 23, 28-31
«Jesús, volviéndose a ellas, dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?"»
Símbolo
Oh Señor, varón de dolores, todo el dolor del mundo traspasa hoy tu corazón. Y aun desde tu dolor sacas consuelo para los que lloran. Esas mujeres piadosas que lloraban por verte sufrir hallan alivio para sus lágrimas en tu corazón doliente. Esa hoguera de amor me consuela también en mis quebrantos, seca mis lágrimas con su ternura. Y me invitas, Señor, a llorar por mí y por los que vendrán. ¡Señor! ¡Debo llorar por mí! Sin Ti, mi llanto sería infecundo, un puro dolor sin amor. Pero tu consuelo fecunda el suelo que mis lágrimas riegan, y crece la esperanza de que tu amor me dará vida. Gracias Señor por tu consuelo; lava siempre mis lágrimas con las tuyas.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del libro de las Lamentaciones 3, 27-32
«Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se siente solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que tienda la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios.. Porque no desecha para siempre a los humanos el Señor: si llega a afligir, se apiada luego según su inmenso amor.»
Símbolo
¿Quién podrá comprender tu amor, Señor? ¿Cómo responder a tanto sacrificio? Caes, Señor, ya son tres veces. Tres caídas, tres heridas. Tres traiciones, tres negaciones. ¿Y Tú, Señor? ¿Qué haces caído por tercera vez? Tres caídas, tres amores. Tres Personas que me salvan. Tres ejemplos que me animan. Tres dolores que me curan. Jesús, cayendo como yo, redimes mis caídas, y ellas son ahora ocasión de amarte más, de renovarte mi amor por tres veces, si tres veces vuelvo a caer.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 24
«Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.»
Símbolo
Oh Jesús, no te basta con caer conmigo. Quieres participar también de mi vergüenza. Despojado de tu túnica inconsútil, quedas desnudo. Como desnudo estaré yo ante el Padre. Pobre, vacío, sin nada que me oculte, como me oculto a veces. Estoy hoy ante Ti, Señor maltratado, Señor buscado, Señor humillado. Estoy ante Ti, desnudo de mis apariencias, de rodillas ante tu dolor. Ante Ti, despojado de toda vestidura que me aleja de Ti y de mí, me uno a tu corazón herido. Ayúdame con tu amor a darte un poco de consuelo.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 25‑27
«Era la hora tercia cuando le crucificaron. Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: "El Rey de los judíos". Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.»
Símbolo
El dolor y el cansancio no te impiden subir Tú mismo a tu cruz. La ilusión de salvarme sigue viva en tu corazón: “¡En esa cruz te rescataré! ¡Qué ansias por beber este amargo cáliz! ¡Al fin, mis hermanos, reconciliados con mi Padre! ¡Al fin, nuevas todas las cosas!” Por eso subes Tú mismo a tu cruz y ofreces tus manos y pies para ser clavados.
¡Ah, Señor, qué dolor oír esos clavos al penetrar tu santo cuerpo! ¡Qué pena saber que son mis manos las que deberían estar allí, y ver que son mis manos las que te clavan! ¿Qué puedo hacer hoy, Señor, para ponerme en mi lugar? Toma mis manos, Jesús, toma mis pies. Son tuyos, y te los presto, para que estén en su lugar. Mi lugar es la cruz; mi salario los clavos. Déjame una cruz vacía, para unirme enteramente a Ti, y que los clavos del amor me hagan fiel para siempre.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 33 ‑34.37.39
«Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: "Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?", - que quiere decir - "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?". Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró. Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios".»
Símbolo
Ya todo está cumplido. Ya el dolor alcanzó el extremo, porque el amor llegó al extremo. Tú pasaste haciendo el bien. Ya perdonaste, amaste, curaste. Ya nos dejaste a tu Madre. Y al fin, entregas ahora tu espíritu a tu Padre. Nuevamente el extremo del amor se dilata en tu dulce corazón traspasado: te unes a nosotros hasta en la oscuridad de nuestra muerte. Llega la hora del silencio de Dios. Llega la hora definitiva. Dios muere, por mí. Por mi culpa, para mí, en mi lugar. Por mí; todo esto por mí. Te unes a mi muerte, para que nunca más esté solo, para que siempre pueda estar contigo. En mi vida y en mi muerte, estaré contigo, Señor.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 42‑46
«Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo. Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José, quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.»
Símbolo
Señor, muerto y desecho te bajan de la cruz y entregan tu cuerpo a tu Madre. Al fin puedes descansar en los brazos maternales que tantas veces te cargaron y consolaron. Llega la hora de la piedad, la hora de la esperanza. Madre dolorosa, también Tú puedes ahora descansar cargando a tu Hijo. Ya no sufrirá más, si está en tus brazos. Con Él, esperarás que venza a la muerte para siempre. Es la hora del silencio. Toma mi corazón en tus brazos, Madre buena. Cárgame cuando la muerte del pecado aceche mi vida. En tus brazos nada podrá pasarme. En tus manos estaré seguro y confiado. Cerca de tu corazón no temeré más a la muerte.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
D: Te adoramos, Señor, y te bendecimos
T: Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Del Evangelio según San Marcos 15, 46‑47
«[José de Arimatea]..., lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro. María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.»
Símbolo
Esperaré en Ti, Señor, pase lo que pase. En mi silencio y en mi noche velaré junto a Ti. Como algunos supieron cuidar de tu cuerpo y guardar tu reposo en el sepulcro, yo, luego de haberte acompañado en tu dolorosa vía, te juro caminar siempre contigo. Renuevo hoy mi fidelidad y mi amor por Ti, Jesús, que lo has dado todo por mí. Cuidaré de tu cuerpo, que es la Iglesia. Me uniré a tu Cuerpo en la comunión. Esperaré junto a Ti, Señor, en la alegría y el dolor, el día sin ocaso en el que por fin veré tu rostro, en el que espero encontrarme contigo y descansar a tu lado por toda la eternidad, junto con María y todos los santos. Esperaré el abrazo paterno y el consuelo del Espíritu. Esperaré ese día feliz en que veré tu rostro, limpio para siempre; en que tu mirada de hermano con amor me reciba; y en que tu beso en mi frente colme mi espera y abra paso al amor eterno.
Se reza 1 Padrenuestro, 1 Ave María y 1 Gloria
Canto
Señor Jesús, concédeme la fuerza para poder corresponder con amor en mi vida al amor que llevaste hasta el extremo en la cruz. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
T: + En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Después de la oración del Gloria de la última estación se cierra el sepulcro. En este momento se apaga la luz que ilumina el sepulcro y empieza el canto “La Hora de Nona” u otro canto adecuado. Terminado el canto, un niño se acerca con una vela y un fanal y lo pone delante de la puerta del Sepulcro, en un lugar determinado.
*Meditaciones escritas por el P. Daniel Cardó.